Hoy en día, con la abundancia de estímulos que nos rodean, es importante trabajar habilidades tales como la atención, el autocontrol o la demora de la gratificación. Si conoces el experimento de la golosina, sabrás de lo que hablo.
Hoy traemos los hallazgos de un estudio que ayuda a comprender la importancia del autocontrol en las primeras etapas de la vida y su impacto en varios aspectos de la edad adulta (Moffitt y cols., 2011).
En este estudio participó una cohorte (personas pertenecientes a una misma generación) de 1037 niños, nacidos todos en una misma ciudad durante el año 1972, en Australia.
Se recogieron diferentes datos desde su nacimiento hasta que cumplieron 32 años. Durante los años de la infancia, se recogieron datos acerca del grado de autocontrol que mostraba cada participante. Para esto, los investigadores se entrevistaban con sus profesores y familiares.
Ya de adultos, a la edad de 32 años, obtuvieron información sobre su estado de salud, su estado financiero y sus antecedentes penales. Por ejemplo, se comprobó si eran adictos a alguna sustancia, si mostraban sobrepeso, hipertensión, colesterol o habían tenido enfermedades de transmisión sexual.
Los investigadores encontraron que el nivel de autocontrol durante la infancia servía como predictor de los problemas de salud en la edad adulta.
En cuanto al estado financiero, encontraron que, a la edad de 32 años, los niños que habían tenido peor autocontrol tenían menos estabilidad financiera. Comparándolos con el resto de personas de su edad, tenían menos probabilidad de ahorrar y tenían menos colchón económico (poseían menos casas en propiedad, menos inversiones y menos planes de pensiones). Además, estas personas tenían mayores problemas económicos. Incluso ellos mismos reportaban tener dificultades a la hora de manejar su dinero y decían que tenían más problemas con créditos bancarios.
En base al análisis estadístico del estudio, se observa que el nivel de autocontrol es un predictor más fuerte que el origen social y el nivel de inteligencia en lo relacionado a los problemas económicos.
En cuanto a la criminalidad, se comprobaron los registros policiales oficiales, y se comprobó que los niños que habían tenido peor autocontrol tenían mayor probabilidad de tener antecedentes penales, independientemente de su origen social y su nivel de inteligencia.
Los datos recogidos a las edades de 13, 15, 18 y 21, edades relativas a la adolescencia y juventud, muestran que los niños con peor autocontrol tienen más probabilidad de cometer errores en su adolescencia y caer en “trampas” que derivan en una peor calidad de vida. Por ejemplo, tienen más probabilidad de empezar a fumar antes de los 15 años, abandonan los estudios sin una titulación y tienen hijos no deseados durante la adolescencia. A menor autocontrol, más caen en estas “trampas”.
Se compararon estos casos con aquellos adultos que no habían caído en ninguna de estas “trampas”, es decir, que ni fumaban, ni habían abandonando los estudios ni habían tenido hijos no deseados. Se encontró de nuevo que todas estas personas mostraron niveles altos de autocontrol cuando eran niños.

Puede surgir la sospecha de que estos resultados pueden deberse a la diferencia de contextos, a la familia y al entorno social de los participantes. Para disipar dudas, se realizó otro estudio con participantes británicos donde se compararon datos de 500 pares de hermanos que habían sido educados en las mismas condiciones, en la misma familia, con las mismas oportunidades, y la misma educación. Se comprobó que, en los hermanos, aquellos que con 5 años tenía peor autocontrol, también tenían mayor probabilidad de empezar a fumar con 12 años, de sacar peores notas en la escuela y de tener comportamientos antisociales. Estos resultados se producían independientemente de las diferencias en cuanto a inteligencia entre los hermanos.
Los investigadores, entonces, se plantearon la siguiente pregunta: ¿entrenar a los niños en el autocontrol puede mejorar los resultados de su vida adulta? Aunque en este estudio no se introdujeron intervenciones, sino que solamente se comparaban datos, se observó que los niños que empezaron teniendo poco autocontrol, y luego con el tiempo lo fueron mejorando, sí que llegaron a tener los mejores resultados a la edad de 32 años.
Los autores del estudio sugieren que sería muy beneficioso implementar, desde los poderes públicos, intervenciones para mejorar el autocontrol durante las primeras edades de los niños.
Referencia del estudio:
- Moffitt, T. E., Arseneault, L., Belsky, D., Dickson, N., Hancox, R. J., Harrington, H., … & Sears, M. R. (2011). A gradient of childhood self-control predicts health, wealth, and public safety. Proceedings of the National Academy of Sciences, 108(7), 2693-2698.

